Este es un mensaje dirigido para las mujeres que han tomado el camino de la homosexualidad, sin embargo en el fondo conservan cierta esencia heterosexual, o para quienes simplemente la decisión de caminar por los senderos del lesbianismo se debe la mala conducta de los hombres y han decidido alejarse de ellos. Porque no es desconocido que para muchas mujeres los hombres les produce asco, fastidio y no se sienten plenas con ellos.
Ustedes tienen una esencia tan hermosa, que seguro que dos mujeres pueden amarse mucho; dos mujeres pueden amarse y pueden tener una relación bonita. Eso no lo pongo en duda.
Lo que yo quiero justificar es otro aspecto de las relaciones humanas. Los homosexuales se enfocan en el sentimiento y en que la relación funcione. Dos hombres pueden amarse, así como dos mujeres también pueden amarse mucho, entonces las energías se enfocan en ese amor y en que la relación funcione y listo. Digo “y listo”, porque para muchos la cosa se detiene ahí. Es decir, además del amor y de vivir una vida en pareja, pareciera que no se percataran de que hay algo más detrás de eso. Y mi argumento es: hay algo más detrás, que casi nadie se pone a pensar en ello y es lo que quiero tratar en este pequeño escrito.
De acuerdo a lo anterior, la pregunta que podría hacerse una persona homosexual es: ¿Qué hay detrás o más importante que amar a mi pareja y poder tener una relación estable? Muchos pensarán: ¿A caso me va a sacar en cara que no puedo tener hijos con mi pareja? Evidentemente lo que quiero decir NO es eso, ya que la legislación en algunos sitios permite que parejas homosexuales adopten niños. Y pues al final de cuentas padres no necesariamente son los que conciben el niño sino quienes los crían ¿No es cierto? Desde ESE punto de vista no hay una ventaja considerable en las relaciones heterosexuales. Aunque mi punto central no es ese, menciono estas cosas para dejar cierta claridad.
Las invito a que se salgan un poco de las convenciones sociales, las inclinaciones sexuales y piensen un poco más en la parte biológica y en la función del cuerpo humano. No sé qué tan evidente sea para ustedes, pero cada cosa que hacemos tiene una connotación energética detrás, es decir, cuando hacemos algo con amor, nuestro cuerpo irradia una energía especial que es positiva; cuando sentimos rabia o queremos lastimar a alguien, así mismo nuestro cuerpo emite una energía destructiva.
Estas energías de las que hablo se vuelven evidentes sobre todo cuando con ellas podemos curarnos de alguna enfermedad o atraerlas; también se puede ver ese poder energético cuando con el pensamiento podemos hacer que a alguien le vaya bien o mal, o atraer las cosas que queremos para nuestras vidas. No sé qué tanto se hayan fijado en eso, pero de ser así seguramente les es fácil percibir que detrás de cada cosa que hacemos se manejan unos niveles de energía importantes.
Si lo anterior es claro, aunque sea para mostrar cuál es la base de mi argumento, entonces permítanme continuar para enseñarles cuál es mi punto central. La naturaleza humana en sus distintas actividades y manifestaciones maneja simultáneamente energías que respaldan las acciones. Pues bien, el acto del amor, dar un beso, tener relaciones sexuales, el simple hecho de hablar con alguien, de mirarla(o) o cualquier actividad con otros también tiene implícitas energías que respaldan esas acciones. Por eso a veces nos sentimos bien al lado de alguien así no crucemos ni una palabra. ¿Si les ha pasado? ¿Que con sólo estar cerca de alguien es suficiente para sentirse feliz y plenas? Es como si su energía las abrigara.
Pues bien, cuando compartimos algo a nivel sexual con otra persona, hay unas energías importantes que también emanan del cuerpo. Y aquí es donde radica mi argumento. La energía que despliega la mujer es distinta a la que despliega un hombre. Ambas son hermosas, tan hermosas que por eso dos hombres pueden sentirse plenos y dos mujeres también, porque la energía sexual masculina y femenina son hermosas!! Pero aquí es donde está el arma de doble filo, el propósito natural y nuestra naturaleza biológica: las energías femenina y masculina están diseñadas para complementarse y que una contrarestre y colme a la otra. Además que cuando esas energías se juntan se genera algo que yo llamo una energía transformadora que es la que trasciende a los sujetos, forma a los hogares y transforma sociedades.
Dos hombres o dos mujeres pueden sentirse plenos, pueden sentirse agradados con la energía de cada uno, pueden amarse y pueden tener una relación bonita y estable. Pero nunca van a poder tener ese complemento biológico que es importante en la naturaleza humana. Y ojo que yo hablo sin pensar en prejuicios sociales ni una posición machista o feminista. Yo sólo hablo en nombre del diseño biológico que tenemos por dentro. Pero antes de que estas palabras suenen discriminatorias, permítanme indicar lo que yo creo que son las evidencias de este asunto.
A largo plazo es cuando se entiende la postura que estoy mostrando; sólo en parejas homosexuales que llevan cierto tiempo puede notarse las consecuencias de que convivan dos energías del mismo sexo. Me gustaría que ustedes mismas por su cuenta indagaran en cómo es la vida afectiva de los homosexuales que llevan un buen tiempo juntos y encontrarán desordenes sexuales ¿Qué casualidad verdad? Les dejo esa inquietud: estudien parejas homosexuales y miren lo que les pasa a mediano y largo plazo. Aunque a veces eso también se puede evidenciar en parejas recientes. Yo mismo leí a una lesbiana feminista narrar con orgullo sus historias amorosas, cómo pasó de estar con hombres a terminar acostándose con mujeres. Ella quería mostrar el punto de cómo la mujer puede rescatar su dignidad sexual, pero sin darse cuenta, en su libro, dejó el rastro de una mujer que a sus cuarenta y pico de años no tiene una estabilidad emocional y su vida sexual es un despelote completo. No me extrañaría que un día de estos amanezca con su perro entre las cobijas.
Todo esto lo escribo con mucho respeto y si he dicho algo que puede ser completamente falso o descontextualizado les pido disculpas. Sólo quiero plantear mi punto de vista porque les habla la voz que ha escuchado otras voces que tienen lo que pocas personas tienen con suficiencia: la experiencia.
He sabido de homosexuales mayores, mujeres u hombres, que saben que al comienzo cuando la persona se vuelve homosexual el mundo le cambia, todo es muy bonito, las emociones y sensaciones son únicas y por eso siguen adelante.... encuentran el amor!! imagínense, eso es fantástico. Pero con el tiempo aparecen ciertos vacíos y aunque algunos no se explican cómo, otros si se lo explican, pero coinciden con que empiezan a enfrentar desórdenes sexuales e insatisfacción a largo plazo. Al comienzo la pareja era autosuficiente. Después ya no se bastan a si mismos y recurren a instrumentos externos para sentirse bien. Después recurren a otras personas y hacen camas redondas o reuniones de satisfacción sexual colectiva, entrando en un circulo vicioso de desorden sexual. Yo creo que ese es el producto de unir dos energías del mismo sexo que no están diseñadas para persistir en el tiempo y equilibrar la mente y el cuerpo.
Para no ir tan lejos, visiten unas dos o tres redes sociales como facebook y badoo y encontrarán algo curioso: el 80% de los perfiles de personas heterosexuales reflejan situaciones cotidianas, algunos coquetos, pero todo dentro del orden sexual adecuado. El 20% restante son personas pervertidas y pornográficas. Pero si analizan los perfiles de homosexuales, especialmente el de las lesbianas que es el punto que estoy tocando con más ímpetu, encontrarán que el 90% refleja desordenes sexuales; en el 90% de dichos perfiles aparecen lesbianas desnudas, teniendo relaciones, protagonizando situaciones pornográficas, etc.. y sólo un 10% son perfiles que no reflejan un desorden sexual. ¿Qué casualidad no?
Ahora, si tuvieran que escoger entre un hombre guache y utilitarista que no valora la esencia femenina como muchos lo son, o una mujer bien especial, pues yo les digo: cuádrense a la nena ;) jeje .. pero mientras todavía hayan hombres maravillosos, no veo por qué tengan que renunciar a compenetrar sus esencias de mujer con la del hombre. Un hombre que valga la pena puede darles lo mismo e incluso más cosas de lo que les puede brindar una mujer. Pero ¡ojo! que dije: un hombre que valga la pena. Sé que encontrar un hombre maravilloso es muy difícil, pero tampoco hay que ser mediocres: entonces porque no encuentro un hombre maravilloso entonces me voy por la fácil; me vuelvo lesbiana. Tampoco!! si fuera así yo ya sería gay hace tiempos por encontrarme con tanta mujer vacía y sexuada.
Este escrito sólo busca tener una aproximación personal al fenómeno del lesbianismo y justificar en cierta medida por qué considero que las relaciones heterosexuales bien hechas tienen más ventajas que las relaciones lesbianas bien hechas. Reitero mis disculpas por las imprecisiones que pude haber tenido, no soy psicólogo y pues no conozco el origen de todos los casos de lesbianismo. Por eso al comienzo aclaré que este escrito iba dirigido a ciertas mujeres con características específicas para las que podría resultar útiles estas palabras. Lo digo porque este artículo es basado en una carta que le envié a una amiga que había tomado el camino de la homosexualidad, pero con estas palabras me dio a entender que estaba considerando su decisión porque ella misma había experimentado las desventajas y las cosas negativas que aquí mencioné; ella misma experimento ese intercambio energético, esa insatisfacción a mediano plazo y tal vez esa tendencia al desorden sexual. Por eso este escrito tiene un valor importante para mí y creí conveniente compartirlo públicamente.
Bienvenidos a este espacio creado principalmente para aportar un granito de arena a la valoración de la mujer, pero también busca generar reflexión sobre cómo llevamos nuestra sexualidad y cómo su buen manejo nos puede traer felicidad ;)
jueves, 5 de marzo de 2009
martes, 3 de marzo de 2009
Hoy la muerte vino a visitarme...
Me sorprendió en el momento y lugar que menos esperaba; dos mensajeros de la muerte, acostumbrados a arrebatar el aliento de vida de las personas, estaban allí en frente mío acariciando con sus miradas mi sutil y frágil existencia; un sólo movimiento de 2 centímetros marcaban la diferencia entre la vida y la muerte.
¿Cuántas veces nos ahogamos en los conflictos y problemas cotidianos? ¿Cuántas veces el mal humor de otros o las tonterías que nos pasan en la calle nos hacen vivir minutos, y hasta horas de amargura? ¿Cuántas veces por andar pensando en cosas negativas o estresantes nos volvemos ciegos ante la vida y los colores que nos rodean?
Yo digo: no más! No más estar caminando viendo en blanco y negro por andar concentrados pensando en el pasado, en el futuro, en los problemas, dejando pasar un paisaje colorido y vivo que nos acompaña siempre. No más desperdiciar la vida en actividades poco saludables o que nos aumentan las probabilidades de morir, cuando lejos estamos de saber qué significa estar a 2 centímetros de la muerte! No más!
A la vida, a mi esencia, a las casualidades, a mis dos verdugos, a lo mejor a Dios, a todos gracias por permitirme un segundo tiempo en mi vida; por permitir que esos 2 centímetros hubiesen sido distancia suficiente para evitar la tentación mortal de un desalmado y para permitirme estar aquí escribiendo este suspiro de vida...
¿Cuántas veces nos ahogamos en los conflictos y problemas cotidianos? ¿Cuántas veces el mal humor de otros o las tonterías que nos pasan en la calle nos hacen vivir minutos, y hasta horas de amargura? ¿Cuántas veces por andar pensando en cosas negativas o estresantes nos volvemos ciegos ante la vida y los colores que nos rodean?
Yo digo: no más! No más estar caminando viendo en blanco y negro por andar concentrados pensando en el pasado, en el futuro, en los problemas, dejando pasar un paisaje colorido y vivo que nos acompaña siempre. No más desperdiciar la vida en actividades poco saludables o que nos aumentan las probabilidades de morir, cuando lejos estamos de saber qué significa estar a 2 centímetros de la muerte! No más!
A la vida, a mi esencia, a las casualidades, a mis dos verdugos, a lo mejor a Dios, a todos gracias por permitirme un segundo tiempo en mi vida; por permitir que esos 2 centímetros hubiesen sido distancia suficiente para evitar la tentación mortal de un desalmado y para permitirme estar aquí escribiendo este suspiro de vida...
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